Hablar de violencia en países como
el nuestro, se ha convertido en un hecho más del día, poco nos asusta encontrarnos con la noticia que alguien murió
por esta causa. Cada día los crímenes nos pasan al frente como una caricatura;
el impacto de perder una vida es casi como que te roben el celular, la
indignación y el exigir justicia por parte de la sociedad, se ve silenciada
incluso en pequeñas campañas que poco hacen en cada uno/a;
Ayer El grupo Guatemalteco de mujeres
reporto que en 2011; 660 mujeres perdieron la vida de forma violenta; 35 menos
que en 2010. Sin embargo, estos hechos se han recrudecido, muchas mujeres han
muerto torturadas, de estas muertes no hay tan siquiera una captura, muchos de
los crímenes se atribuyen a enredos amorosos.
Quizá muchas de estas mujeres no lo
vieron venir, de pronto aquella niña, mujer, madre, esposa, amiga, abuela,
compañera, tía, prima o sobrina, tuvo que poner punto final a sus ilusiones de
una manera abrupta.
Veo con tristeza como la violencia se ha engendrado en nuestros hogares, al punto que no nos percatamos cuando somos víctimas de ella, una palabra ofensiva, un derecho violentado, un golpe, es lo natural, lo dejamos pasar. Nos vemos envueltos/as en espirales violentos que sin darnos cuenta pueden dirigirnos a caminos que ni siquiera imaginamos.
Es momento de reflexionar, de poner un alto, de generar un cambio, por mi, por ti, por los tuyos…¿Qué piensas hacer?